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4 cosas que los triatletas NO deben hacer en invierno

Los depor­tis­tas que viven en cli­mas fríos sien­ten envi­dia de todos los triatle­tas que viven en luga­res más cáli­dos. ¿Por qué? Por­que esos triatle­tas pue­den entre­nar y com­pe­tir duran­te todo el año sin los incon­ve­nien­tes de la nie­ve y las tem­pe­ra­tu­ras bajo cero, que
obli­gan a hacer pau­sas en los entre­na­mien­tos y carre­ras de triatlón.

Aquí hay cua­tro cosas que los triatle­tas no debe­rían hacer duran­te el invierno.

Ya sabe­mos que es extre­ma­da­men­te difí­cil esta­ble­cer reglas rígi­cas que se apli­quen uni­ver­sal­men­te a todos los triatle­tas por­que todos somos dife­ren­tes. Así que, por favor, uti­li­za los ”No hacer” como suge­ren­cias o direc­tri­ces en lugar de reglas duras y rápidas.

Tabla de Contenidos

1. No brilles como una estrella en febrero

Hace unos años, un triatle­ta se ins­cri­bió en un desa­fío de un club de triatlón, que dura­ba tres meses duran­te el invierno, empe­zan­do en febre­ro, y cada mes se cen­tra­ba en la nata­ción, la bici­cle­ta o la carre­ra. Los clu­bes e indi­vi­duos gana­do­res eran aque­llos cuyos miem­bros regis­tra­ban la mayor can­ti­dad de kiló­me­tros de entre­na­mien­to. Tal triatle­ta ter­mi­nó cer­ca de la cima del con­cur­so a nivel nacio­nal y, aun­que tuvo un ren­di­mien­to admi­ra­ble en sus carre­ras de prin­ci­pios de tem­po­ra­da en abril y mayo, su entre­na­mien­to y sus carre­ras se vinie­ron aba­jo duran­te el verano. Había entre­na­do dema­sia­do duran­te el invierno y había alcan­za­do su pun­to máxi­mo dema­sia­do pronto.

Aun­que pue­de ser ten­ta­dor hacer un volu­men masi­vo y sesio­nes de alta inten­si­dad exce­si­vas o fre­cuen­tes duran­te el invierno y bri­llar como una estre­lla en febre­ro, pue­de haber un cos­te para el ren­di­mien­to más ade­lan­te en la temporada.

Aumen­ta tu volu­men e inten­si­dad de for­ma gra­dual y sig­ni­fi­ca­ti­va a prin­ci­pios de año para que alcan­ces tu pico en tus carre­ras cla­ve y no antes de ellas.

2. No hibernes como un oso

En el extre­mo opues­to, un triatle­ta pue­de optar por hiber­nar como un oso duran­te el invierno y no hacer nada en abso­lu­to duran­te unos meses.

Tomar­se un perío­do de des­can­so pro­lon­ga­do pro­vo­ca­rá un des­en­tre­na­mien­to, que pue­de defi­nir­se como una pér­di­da par­cial o total de las adap­ta­cio­nes del entre­na­mien­to a lo lar­go del tiem­po debi­do a un estí­mu­lo de entre­na­mien­to insu­fi­cien­te. Las adap­ta­cio­nes de resis­ten­cia aeró­bi­ca son sen­si­bles al des­en­tre­na­mien­to; los cam­bios en el ren­di­mien­to se pro­du­cen en pocas semanas.

Aun así, el des­can­so es muy impor­tan­te para dar a tu cuer­po y, lo que es igual de impor­tan­te, a tu men­te un des­can­so muy nece­sa­rio tras una lar­ga tem­po­ra­da de com­pe­ti­ción. La cla­ve está en encon­trar el pun­to medio entre hacer dema­sia­do y dema­sia­do poco.

Uti­li­za par­te del tiem­po entre tem­po­ra­das com­pe­ti­ti­vas para des­can­sar de un pro­gra­ma estric­to y rígi­do de entre­na­mien­tos de nata­ción, bici­cle­ta y carre­ra a pie para hacer algo dife­ren­te pero acti­vo y divertido.

Prue­ba a esquiar en pati­nes si tie­nes acce­so a la nie­ve, a hacer ciclis­mo de mon­ta­ña o a cen­trar­te en el entre­na­mien­to de fuer­za o el yoga.

Sí, per­de­rás par­te de la for­ma físi­ca espe­cí­fi­ca de la nata­ción, la bici­cle­ta y la carre­ra, pero el tiem­po que te ale­jes de un enfo­que estric­to de entre­na­mien­to de triatlón te ayu­da­rá a recu­pe­rar­te tan­to men­tal como físi­ca­men­te antes de inten­si­fi­car tu entre­na­mien­to en primavera.

3. No te excedas en las celebraciones invernales

Un triatle­ta nos dijo que tenía que empe­zar a entre­nar de nue­vo para el triatlón por­que había engor­da­do dos kilos en dos sema­nas des­pués de ter­mi­nar su últi­mo triatlón de la temporada.

No es una per­so­na cor­pu­len­ta, así que pre­gun­ta­mos: ”¡Vaya! ¿Cómo lo has hecho?”. ”Con piz­za”, dijo. ”En serio. Pido piz­za todas las noches”.

Ganar un poco de peso duran­te el invierno no es nece­sa­ria­men­te algo malo. Pue­des expe­ri­men­tar un peque­ño aumen­to de peso des­pués de unos días sin entre­na­mien­tos, ya que tu cuer­po de repen­te es capaz de alma­ce­nar más car­bohi­dra­tos (jun­to con el agua) como glu­có­geno: en lugar de ago­tar­se por hacer múl­ti­ples entre­na­mien­tos cada día. Este aumen­to de peso es nor­mal y es lo que muchos atle­tas expe­ri­men­tan duran­te las sema­nas de reducción.

Con las fies­tas, las cenas y las vaca­cio­nes, es un reto comer bien. Sin embar­go, hay que tener en cuen­ta que cual­quier aumen­to de peso que se pro­duz­ca aho­ra pue­de no des­apa­re­cer más ade­lan­te en el año.

A menu­do, la con­cien­cia es el pri­mer paso para iden­ti­fi­car que estás comien­do dema­sia­do o los tipos de ali­men­tos equi­vo­ca­dos que son nutri­cio­nal­men­te pobres y caló­ri­ca­men­te den­sos. Inten­ta lle­var un regis­tro de ali­men­tos duran­te tres días para ver lo que real­men­te estás comiendo.

4. No sigas el ejemplo de otra persona

Pue­de que tus ami­gos te insis­tan e inten­ten ani­mar­te a rea­li­zar una prue­ba en la épo­ca inver­nal. Sue­na diver­ti­do. O no… real­men­te depen­de. Si estás fuer­te aho­ra, te sien­tes pre­pa­ra­do para asu­mir el volu­men y la inten­si­dad del entre­na­mien­to para un mara­tón en los pró­xi­mos meses y estás moti­va­do para hacer­lo, enton­ces cla­ro, ¿por qué no? Sin embar­go, si la carre­ra no se ajus­ta a tus pro­pios obje­ti­vos, o si estás tra­ba­jan­do en una lesión recu­rren­te en la pan­to­rri­lla; correr un mara­tón por­que alguien más lo está hacien­do no es una bue­na opción.

En su blog, Seth Godin escri­bió una vez: ”La mayo­ría de las veces, si pre­gun­tas a alguien por su agen­da, resul­ta que impli­ca hacer lo que está en la agen­da de otra persona”.

La cla­ve aquí es esta­ble­cer tus pro­pios obje­ti­vos y tu agen­da y lue­go seguir­los aun­que sig­ni­fi­que no hacer lo que todo el mun­do está hacien­do. No te dejes arras­trar por la agen­da de los demás.

Pien­sa en tér­mi­nos de direc­tri­ces más que en reglas fijas. Encon­trar el equi­li­brio ade­cua­do para tu men­te y tu cuer­po es la cla­ve para que la tem­po­ra­da baja ten­ga éxito.

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