¿Cuántas veces has salido a correr y has sentido no has podido recuperar bien y tus piernas eran de hormigón, o algo peor? Sorprendentemente, puede que te sientas tan mal por algo que hayas hecho como por algo que no hayas hecho.
Trata bien a tus piernas entre entrenamientos para disfrutar más de tus entrenamientos, aumentar el rendimiento y acelerar el tiempo de recuperación.
Tabla de Contenidos
Combustible
Si comes mucho antes de entrenar, espera al menos tres horas antes de salir. Casi nada de lo que comas inmediatamente antes de una sesión se digiere lo suficiente como para darte energía durante la misma. Si tienes que comer, elige algo que tu sistema pueda absorber fácilmente, como un plátano, una tostada con miel, o un puñado de frutos secos.
Hidrátate
Bebe al menos medio litro de agua media hora antes de salir para evitar la deshidratación. Si vas a correr, por ejemplo, más de 10 km, puedes considerar llevar una botella de agua o planificar una ruta que tenga una parada de agua en el camino. Mantenerte hidratado evitará que tus piernas sufran calambres, especialmente cuando hace calor.
Calienta
Es posible que te sientas tentado a hacer estiramientos intensos para entrar en calor, pero en lugar de eso, intenta relajarte. Los giros de tobillo, las rotaciones de cadera y los círculos de rodilla son algunos ejercicios suaves que puedes hacer para que tu cuerpo esté suelto y relajado sin forzar los músculos y las articulaciones frías.
Empieza despacio
Comienza tus carreras a pie con una zancada muy relajada y fácil, no demasiado rápida. Aumente el ritmo lentamente hasta que corras al nivel deseado. Si empiezas demasiado rápido, corres el riesgo de quedarte sin gasolina al principio de la carrera y sentirás más dolor en las piernas después. Lo mismo puede sucederte en una sesión de ciclismo o natación.
Enfriamiento
Cuando termines tus kilómetros, haz una carrera de enfriamiento de tres a cinco minutos y luego estira bien. No te relajes de golpe y te dirijas a tu siguiente compromiso, o podrías estar caminando con las piernas tensas durante el resto del día. Realizar un período de enfriamiento y estiramiento permite que el ácido láctico (el subproducto creado por tus músculos) sea expulsado al torrente sanguíneo y eliminado de tu cuerpo.
Remójate
Toma un baño caliente o relájate en una bañera caliente después de tu entrenamiento. Sumergir las piernas calienta los músculos y los relaja para que recuperen su forma normal. Una ducha no funciona tan bien, por desgracia, pero sigue siendo bueno para tus piernas si un baño no es posible. También puedes probar con el frío, que ayuda también a la circulación de la sangre.
Pon los pies en la pared
Realiza ”drenajes de piernas” tumbándote de espaldas con las piernas extendidas en vertical y los pies apoyados en la pared durante tres o cuatro minutos. Esto drena la sangre de las piernas para que la sangre fresca y limpia pueda volver a entrar en ellas cuando te pongas de pie. Puedes hacer el drenaje de las piernas inmediatamente después del estiramiento o después del baño. De cualquier manera, notarás un par de piernas notablemente diferentes al levantarte.
Vuelve a repostar
Si acabas de hacer un entrenamiento extenuante, una de tus dos siguientes comidas debe ser una comida proteica sólida, que ayude a tus músculos a reconstruirse. Añade una abundante ensalada verde y verduras frescas para reponer tu sistema con valiosos minerales.
Más agua
Deberías beber agua durante todo el día. De ocho a diez vasos de agua repartidos a lo largo del día repondrán el líquido perdido por el ejercicio. No bebas el agua de una sola vez; mantén un flujo uniforme y constante.