Las gafas de natación pueden llegar a ser un problema si no tienes un buen cuidado en el momento de realizar su mantenimiento antes o después de entrenar.
Nadar en piscina o en el mar es una de las mejores sensaciones que experimentamos los triatletas en nuestras sesiones. Aunque a veces pueda ser duro, sus resultados siempre compensan.
La natación no requiere de mucho material, así que solo con un gorro (o sin él), un bañador y unas gafas, será suficiente para que te lances al agua a disfrutar de unos suaves largos o a sufrir con unas buenas series. Aún así, hay tan solo un pequeño problema que te puede generar el material, una parte que no dependerá totalmente de ti: las gafas.
Este preciado artilugio que te permite ver debajo del agua y así centrar correctamente tu dirección, puede ser también un problema si no tienes un cuidado exhaustivo del material.
Cuando las gafas se empañan te pueden dificultar mucho la visión y obligarte a detener el entrenamiento para intentar arreglarlo. Por otro lado, en una peor situación, este hecho puede complicar tu nado en una competición y hacerte perder un tiempo valiosísimo que luego te puede costar recuperar.
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¿Por qué se empañan las gafas de natación?
Que nuestras gafas se empañen mientras realizamos una competición o entrenamiento es culpa del vaho, que se genera por muchas y microscópicas gotas de agua.
El motivo de su aparición es debido a la diferencia de temperatura que existe entre el exterior de la lente de la gafa y el agua condensada que se encuentra en su interior.
Es por ello, que la protección única y útil contra el vaho es que la lente tenga en su interior una capa muy fina que evite que las gotas de agua microscópicas se adhieran a la lente.
Esta protección es algo que empieza a existir en la mayoría de gafas de alta calidad y que evitan, durante un largo tiempo de uso, que se de este problema. Aunque si la capa protectora tiene mucho contacto con el cloro, durará poco tiempo (se debe evitar que toque el agua por el interior de la lente) .
Muchas veces no tenemos gafas con esta película ya incorporada o las tenemos desde hace tiempo y no queremos comprar unas nuevas. Entonces es necesario que encontremos alguna manera de solucionar este problema, para seguir haciendo un buen uso de nuestras gafas.
Aquí te dejamos algunas propuestas:
Sprays antivaho para gafas de natación
Este invento es perfecto para generar la película que evitará la aparición del vaho. Pero se tiene que ir con cuidado al conseguir uno de estos, puesto que son específicos para cada producto.
Es muy importante que lo compres en una tienda de natación o productos deportivos, o que busques el producto concreto por internet.
Aunque este producto genere la capa que deseamos, será muy importante su mantenimiento. Debes rociar con el spray muy frecuentemente y limpiar las gafas con agua, sin cloro, todos los días.
Usar la propia saliva
Es el truco más clásico, y también de los más útiles, para desempañar tus gafas. Es tan sencillo como con tu lengua mojar el interior de la lente y crear una película en la gafa. Luego, reparte por toda la lente la saliva y acaba enjuagando con agua.
Es importante realizarlo cuando las gafas están aún secas, puesto que hará que la capa se mantenga durante más tiempo.
Este truco es utilizado por la gran mayoría de nadadores (por no decir todos) y se puede realizar en cualquier momento del entrenamiento. No será tan útil como el spray que comentamos anteriormente, pero te solucionará gran parte del problema.
Toallitas húmedas para las gafas de natación
Este método sirve para crear una capa protectora del vaho y para dejar tus gafas perfectamente limpias. Con este truco no hace falta el enjuague posterior, puesto que las mismas toallitas ya hacen la función de limpieza.
Llevar un pack de toallitas en tu mochila de natación te puede ser muy útil para antes de tus entrenamientos.
Solo debes frotar por el interior y por el exterior antes de entrar en el agua y ya estarán listas para seguir tu ritmo por debajo del agua.
Sorpresa… usa una patata
Parecerá una idea un poco absurda pero es un truco buenísimo para evitar el empañado.
El almidón produce un efecto parecido al de la saliva y con pasar la patata por el interior del cristal, ya te durará unas cuantas sesiones con una cierta protección.
Solo debes restregar la patata por el cristal interior, habiendo previamente enjuagado y secado la lente, y esperar unos minutos a que seque. Después. las vuelves a enjuagar y ya estarán listas para un buen entrenamiento o una exigente competición.