La experiencia del dolor es una compleja combinación de factores fisiológicos y psicológicos, que algunos de nosotros gestionamos mejor que los demás.
Si no has entrenado lo suficiente y no te sientes preparado para tu próxima carrera, vas a sufrir. Te va a doler sin importar lo duro que eres mentalmente. Dicho esto, tu capacidad para tolerar el dolor de esfuerzo es tanto mental como físico.
Si te estás temiendo el dolor del día de la carrera o te ocurre que en el final de una carrera no puedes dar más de ti, es el momento de sumergirse en la psicología del sufrimiento. Aquí tienes tres de las cosas más importantes que puedes hacer para adentrarte en la cueva del dolor.
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Confía en que pasará
Un estudio de investigación realizado con diez ex-ciclistas olímpicos exploró las estrategias cognitivas que éstos utilizan con el fin de lidiar con el dolor del esfuerzo durante el entrenamiento y la competición. Una de las estrategias utilizadas para controlar el dolor era establecer un fin al dolor; el punto en el que el dolor que estaban experimentando se detendría.
A menudo, es la experiencia emocional del dolor que te convence de abandonar.
Como seres humanos, tenemos un deseo innato de siempre tratar de ganar algo de terreno debajo de nosotros y sentir que estamos en control. Tratar de hacerte con el control es tu manera de manejar tus sentimientos de incomodidad, miedo y ansiedad. El día de la carrera, la forma más rápida para eliminar esas emociones incómodas y control de ganancia es limitarlas en el tiempo.
En tu mente es necesario establecer un fin que te permite saber que todavía estás en control y este dolor no va a durar para siempre.
Habla contigo mismo
Tus pensamientos dirigen tu atención. Cuando te enfocas en el dolor que sientes, tienes ganas de parar. Cuando estás en la cima del sufrimiento debes agarrarte a todo lo que tienes para mantenerte en movimiento. A veces la estrategia más eficaz es tener un comportamiento cognitivo rítmico. Hacer esto ocupa tu mente constantemente con información distinta de centrarte en el dolor que estás sintiendo en tu cuerpo.
Un ejemplo de esta estrategia de enfrentamiento es elegir una palabra de activación que te repites a ti mismo como un mantra. Debe ser una palabra que puedas repetir constantemente con cada pedalada. Prueba diferentes y comprueba cuál funciona mejor para ti. La repetición de palabras como ”suave”, ”calma”, o ”puedo” puede ayudarte a superar esos momentos en que tu cuerpo quiere parar.
Otra estrategia cognitiva rítmica es contar tus pedaladas hasta un cierto número y luego comenzar de nuevo (es decir, ”1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8” y repite). Al hacer esto, estás dando a tu cerebro algo más que hacer. Tu cerebro debe procesar la información en vez de sintonizar y procesar la sensación de dolor.
Acepta lo que trae el día
Tus expectativas acerca del día de la carrera juegan un papel importante en tu experiencia vivida ese día.
Cuando esperas ser capaz de manejar el dolor que vendrá en el día de la carrera, tu experiencia del dolor y el esfuerzo percibido serán diferentes que si no esperas ser capaz de manejar el dolor.
Tu cerebro es como un imán para tus expectativas. Se concentra en las cosas en tu entorno que se ajustan a la historia que ya has creado. Un ejemplo puede ser pensar, ”No tenía que ser un día tan cálido, ventoso, duro, etc.” Estas expectativas influirán en tu percepción del dolor.
Lo más importante que puedes hacer es estar abierto a cualquier circunstancia que la carrera te traiga ese día, saber que puedes controlarlo, y no luchar contra lo que está sucediendo. Cuanto antes aceptes que las nubes desprenden lluvia, es decir, que esto está sucediendo, no importa que quieras que esté pasando, antes te recuperarás y gestionarás mejor la situación.
El dolor del día de la carrera es parte de la recompensa. El esfuerzo que necesitas para avanzar a través de tu carrera es parte de la victoria.
Si siempre fuera fácil, el esfuerzo no valdría la pena y es probable que siquiera te molestará en la carrera. Superar el reto es parte del atractivo y parte del desafío es tratar con el dolor.